Cientos de niños migrantes que se encuentran alojados en albergues en la ciudad mexicana de Tijuana, fronteriza con Estados Unidos, quienes no tenían acceso a la educación, contarán con instrucción con validez oficial gracias a un convenio firmado este jueves entre una ONG y el Gobierno estatal.

La organización Yes We Can World Foundation celebró este jueves un convenio con la Secretaría de Educación del estado mexicano de Baja California, mediante el cual menores migrantes que se encuentran bajo su programa educativo tendrán la garantía oficial sobre los estudios que reciben mientras se encuentran alojados en los albergues.

La directora de la fundación Yes We Can, Estefanía Rebellón, compartió a los medios que se trata de “un convenio histórico” porque es la primera vez que hay una inclusión de los niños migrantes a la educación en este estado, con el cual les va a garantizar que continúen sus estudios en otras escuelas y no pierdan el año escolar.

La organización se fundó en 2019 después de que sus fundadores Rebellón y Kile Schmidt fueran voluntarios durante la caravana migrante de 2018 en la fronteriza Tijuana y tras ver la necesidad de los cientos de niños que no tenían acceso a la educación. Entonces, regresaron a la ciudad para comenzar a impartir clases bajo un esquema educativo especial.

Actualmente operan dos escuelas en Tijuana, una en el albergue Pro Amore Dei y otro en el Centro Integrador Carmen Serdán, además de una tercera escuela en Ciudad Juárez, en las que se atienden a alrededor de 300 niños cada mes de diversas nacionalidades, en niveles escolares de preescolar, primaria y secundaria.

EL GRAN RETO, LO EMOCIONAL.

Rebellón explicó que durante estos tres años el principal reto que han tenido de trabajar con niños migrantes es en la parte emocional, ya que viajan durante días o meses en los cuales “no saben qué está pasando con sus vidas y, cuando llegan a nuestros programas, están muy confundidos, tienen mucha ira y no saben cómo identificar sus emociones”.

Otro reto al que se han enfrentado es en el ámbito académico, porque, según argumenta, muchos de estos niños han perdido mucho tiempo fuera de escuela y presentan rezagos de lectura, escritura, conceptos básicos de matemáticas e, incluso, han tenido niños de 10 a 12 años que por primera vez están en una escuela formal.

“También tenemos estudiantes de preescolar de tres a cinco años y en su mayoría somos la primera escuela, entonces tomamos esa gran responsabilidad de ser una gran experiencia para estos niños, para que puedan continuar sus estudios”, dijo.

Algo que también han visto como un obstáculo durante este proceso es que los niños migrantes tienden a dejar las escuelas porque tienen que trabajar y apoyar a sus padres, “y nosotros tratamos de incidir en ellos sobre ese amor por la educación y la diversión, porque si no se están divirtiendo no van a querer aprender”.

PROGRAMA EDUCATIVO ESPECIAL

La activista resaltó que lo que hace único al programa que instrumentan con Yes We Can es que han diseñado clases específicamente para niños migrantes.

Es decir, tienen clases como Inteligencia emocional, en la que se trata el tema del trauma emocional, además de la clase de Proceso migrante, en la que informan a los niños sobre qué es la migración y cuál es el proceso por el cual están pasando.

“También les informamos sobre quiénes son migrantes exitosos que han llegado a ser grandes personas en la vida y que son ejemplo de que ellos también pueden tener esa oportunidad”, resaltó.

El programa además incluye clases de inglés para cuando los niños lleguen a escuelas americanas sepan cómo presentarse.

Asimismo, se les informa sobre los centros de detención en Estados Unidos y lo que puede ser ese proceso y, para los de 13 a 16 años, se trabaja el tema de liderazgo “porque son los primeros que van a conocer el idioma, traducir documentos legales y los que se convertirán en los jefes de sus familias”.