Precisamente, hoy 18 de marzo se celebra el Día del pozol. De acuerdo a datos el consumo de esta bebida data desde la época prehispánica.

El cronista José Luis Castro Aguilar, resalta en su crónica que: “Su consumo entre la población tenía fama porque se decía que era una bebida refrescante y energética; posteriormente se le empezó a tomar con azúcar y hielo (l908), en las ciudades de Tuxtla Gutiérrez, Tapachula, San Cristóbal Las Casas y Comitán”.

Ya sea que se beba en jícara, vaso de plástico o bolsita con popote, el pozol es considerado como una bebida que contiene un sustento alimenticio que ayuda a combatir la fatiga, aquella que llega con el arduo trabajo o el caminar largas distancias, como los foráneos. Según la creencia popular, dice a los foráneos:

“Quien prueba el pozol ya no regresa de donde vino. Aquí se queda a vivir para siempre”.

Y es cierto, o bueno, en algunos casos aquel dicho se cumple pues son tantas las combinaciones a probar, que si pozol con empanadas, con manguito, con coco y su chilito o cacahuate hasta bolis. Eso sí, todas las combinaciones se hacen y se disfrutan en compañía de amigos, familiares o conocidos.