La pandemia de covid-19 ocasionó que más de 64 millones de mujeres se quedaran sin empleo en 2020 y con ello, una pérdida en ingresos superior a los 800 mil millones de dólares en la región de América Latina, aseguró Joanne Manrique, presidenta del Centro para la Salud Global y el Desarrollo (GGHD), de Estados Unidos.
En el Encuentro Roche Press Day, que se lleva a cabo en Cartagena, Colombia, Manrique explicó que las mujeres que laboran en sectores como el comercio, el trabajo doméstico, la industria, la manufactura, el sector inmobiliario y el sector de la salud, son quienes sufrieron mayores pérdidas.
Se estima que 118 millones de mujeres y niñas de la región cayeron a la economía informal, lo que dificultó el acceso efectivo a la educación y a la salud, reduciendo sus expectativas de vida.
“En 2020, la participación de las mujeres era de 46 por ciento frente el 69 por ciento de los hombres empleados”, dijo en la primera mesa de trabajo Desigualdad de género en el acceso a la atención de la salud.
Destacó que a su vez, el covid-19 obligó a las mujeres a volver a trabajar en casa y dedicarse al cuidado de la familia.
“La investigación en los mercados emergentes ha demostrado que la enfermedad y la muerte de la mujer tiene un impacto negativo y dramático en la salud de la familia y en la socialización y educación de los niños y educación de los niños”, mencionó.
El Foro Económico Mundial, afirmó que, inequívocamente, la falta de acceso a la financiación es uno de los principales obstáculos a los que se enfrentan las mujeres empresarias de las comunidades marginadas de todo el mundo.
Esto, a pesar de que el 70 por ciento del personal sanitario fueron mujeres para enfrentar la emergencia sanitaria por covid-19.
Lo paradójico es que aun cuando las empresarias, por ejemplo, generan mayores ingresos en su nación, tienen menos oportunidades de apoyo.
Por ello, las mujeres destinan sus ingresos en obtener bienes y servicios que mejoren el bienestar de toda la familia.
En el caso de las empresarias, la situación es igual de grave ya que más del 80 por ciento de las compañías que son propiedad de las mujeres tienen necesidades de crédito no atendidas, lo que se traduce en un déficit de financiamiento cercano a los 2 mil millones de dólares.
“La falta de inversión crónica en la economía emergentes en infraestructura y tecnología médica, pueden perjudicar de manera desproporcionada a las mujeres”, aseveró.