Mario Fortino Alfonso Moreno Reyes, mejor conocido en el medio del espectáculo como Mario Moreno ‘Cantinflas’, fue uno de los comediantes más destacados de la época del Cine de Oro mexicano.

Pese a que obtuvo fama, fortuna, respeto y reconocimiento durante su trayectoria, sólo se casó una vez con la mujer que fue el gran amor de su vida: la rusa Valentina Ivanova.

Desafortunadamente la muerte los separó, pues ella falleció de cáncer de huesos cuando solo tenía 51 años. En ese momento, ‘El Mimo de México’ se quedó solo y a cargo de su hijo adoptivo.

Cuando tenía 82 primaveras llegó el fin de sus días, aunque padeció una terrible enfermedad que derivó de la adicción que lo invadió desde que era un jovencito.

Antes de hablar de los problemas de salud del histrión, cabe destacar que no todo fue gloria en su existencia porque antes de ser famoso tuvo que mantenerse con ayuda de diversos oficios.

En ese sentido, laboró como ayudante de zapatero, bolero, cartero, taxista, empleado de billar, boxeador, torero y hasta militar. Pero lo que selló su destino fue su arribo a las ‘carpas’, cuando corría la década de los años 30 y esos espacios de entretenimiento estaban en pleno apogeo.

Esta es la adicción que mató poco a poco a ‘Cantiflas’

Cuando ‘Cantinflas’ llegó a la ‘Carpa Valentina’ comenzó a llamar la atención del público por su carisma; ahí mismo empezó a conquistar a la bailarina Valentina Ivanova, que como dijimos se convirtió en su esposa en 1934.

Desafortunadamente antes de encontrar su camino en el medio artístico se topó con una sustancia adictiva que lo consumió, a saber, el peligroso tabaco.

Él adquirió el gusto por los cigarrillos cuando fue soldado de infantería con estudios de mecanografía, puesto del que se le dio de baja cuando se descubrió que era menor de edad.

Para su desgracia el tiempo que convivió con los uniformados bastó para que se hiciera dependiente de la sustancia, misma que le provocó cáncer de pulmón en el último periodo de su vida.

De acuerdo con el portal web Medline Plus, el padecimiento se “forma en los tejidos del pulmón, generalmente en las células que recubren los conductos de aire”.