Los combatientes ucranianos que luchan contra las fuerzas rusas en los túneles bajo la enorme planta siderúrgica de Mariúpol se negaban a rendirse ante los incesantes ataques. La esposa de un comandante afirmó que han prometido “resistir hasta el final”.

La batalla por el último reducto de la resistencia ucraniana en la estratégica ciudad portuaria, reducida a escombros tras el incansable asedio ruso, parecía cada vez más desesperada ante las crecientes especulaciones de que el presidente Vladimir Putin quiere presentar al pueblo ruso un éxito en combate, o anunciar una escalada en la guerra, coincidiendo con el Día de la Victoria el lunes.

“No se rendirán”, afirmó Kateryna Prokopenko el jueves tras hablar por teléfono con su esposo, uno de los líderes de los defensores del complejo metalúrgico. “Solo esperan un milagro”.

Según Prokopenko, su esposo, el comandante del Regimiento Azov, Denys Prokopenko, le dijo que la amará por siempre. “Me estoy volviendo loca con esto. Parecían palabras de despedida”, añadió.

El Estado Mayor ucraniano afirmó el viernes que “el bloqueo de las unidades de las fuerzas de defensa en la zona de Azovstal continúa” y que las tropas rusas, con el apoyo de su aviación, habían reanudado las operaciones de asalto para hacerse con el control de la planta.