La fuerza de la tradición y la devoción de la Fiesta Grande en Chiapa de Corzo, Chiapas, fue enmarcada este domingo con Los Parachicos, la danza de sus vistosos personajes, considerada patrimonio inmaterial de la humanidad.

El recorrido festivo inició con el ritmo de los bailes frenéticos impulsados por la música de marimba, del tambor y el carrizo. El primer día del itinerario, acompañado por la muchedumbre que llenó calles, la plaza central y la zona centro, concluirá el próximo viernes.

Los Parachicos acuden a los templos y honran al patrono San Sebastián Mártir, al Señor de Esquipulas, a San Antonio Abad; asisten al panteón local, a la ceremonia de Bajada de Banderas, a la misa del Parachico y al cambio de prioste.

Las danzas de fe y devoción de los Parachicos a las que se suman lugareños, visitantes y turistas, inician por la mañana y concluyen en la noche.

La algarabía de los danzantes se amalgama con el colorido de sus vestimentas de sarapes, botines, chinchines, monteras y la inconfundible máscara, como protagonista y símbolo principal.

En la Fiesta de Enero se involucran con el frenesí musical y los bailes Las Chiapanecas, con sus trajes multicolores característicos; asimismo, las Chuntás, hombres vestidos con prendas femeninas, maquillados, peinados y con jicalpextles en la cabezas como mujeres tradicionales.

Este año los Parachicos agradecieron y elevaron plegarias por “haber librado” la pandemia. La alegría y el entusiasmo renacieron después de un período de “gran consternación y dolor” por quienes “se nos fueron”.

El temor al contagio de Covid-19 parece haber quedado atrás; pocos fueron los asistentes con cubrebocas, que se mezclaron con Parachicos y Chiapanecas.

Organizadores de la danza, como Carmelo Martínez, han dicho que la creencia es que “danzando y bailando” se podrían despejar las enfermedades.”Creemos  que con nuestro baile nos cargamos de energía”.

A decir del danzante, “sanamos con el sudor, con toda esa energía de las comidas, el aguardiente, el trago, que son parte de los rituales” en los pueblos originarios.

La máscara de Los Parachicos funde la leyendas prehispánicas y la tradición española con el regocijo del baile y la música ancestral en Chiapa de Corzo.

De esa ancestral tradición sabe muy bien la familia Moreno que por más de medio siglo ha elaborado y plasmado la vitalidad y el colorido de las máscaras de Parachicos de la Fiesta Grande.

Según la tradición, la máscara representa el rostro de los españoles que conquistaron el territorio y fundaron esta ciudad a orillas del río Grijalva; refleja también el misticismo y la leyenda de María de Angulo, la mujer para cuyo hijo enfermo bailaron por primera vez Los Parachicos.

Francisco Javier Moreno dice que la máscara es un símbolo de Chiapa de Corzo, la recreación de la leyenda de Angulo; aunque en épocas más antiguas el baile era para solicitar a las deidades que las cosechas fueran buenas.