Su secreto para lograr este objetivo está en la nueva tecnología de batería que promete ser más económica gracias a que tienen celdas más grandes y un nuevo proceso para secar los electrodos. Con esto se podría reducir hasta la mitad el costo de una batería para el Model Y de Tesla y también se podría reducir en un 8 % el valor inicial del automóvil para la referencia de EE. UU.

El fallo que tiene este plan de Elon Musk es uno muy simple: solo la mitad de las baterías están en camino. La razón de esta lentitud en la entrega se debe a que la técnica de recubrimiento en seco, que se utiliza para producir estas celdas más grandes en la batería 4680 de Tesla, es muy nueva y no probada. Esto está provocando problemas en la compañía para ampliar la fabricación; en otras palabras, la fábrica no está lista para la producción en masa.

Aun así, la experiencia reciente respecto a la reducción de costos en la producción de baterías ya le dio ganancias a Tesla. Con este nuevo ajuste, podrían aumentar las ganancias y posicionar a la empresa como líder en el segmento de los vehículos eléctricos. Para los inversionistas es clave que se cumplan las promesas de Elon Musk respecto al costo y rendimiento de las baterías. Solo así Tesla podría iniciar una nueva era en la que se puede vender un vehículo eléctrico por 25.000 dólares y obtener ganancias.

En la mayoría de los carros eléctricos, la batería es el elemento individual más costoso del vehículo. Así que es clave poder fabricar mejores baterías con alto rendimiento y con menos costo que le permite a este tipo de carros competir con sus rivales de combustión. Tesla es una de las pocas compañías de vehículos que produce sus propias baterías y no depende de proveedores externos.