La violencia contra mujeres y niñas es una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas y persistentes en la actualidad. La Declaración Sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, emitida por la Organización de las Naciones Unidas, define la violencia contra la mujer como “todo acto de violencia que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o sicológico para la mujer”. En el mismo sentido, la Convención contra la Tortura y Otras formas Inhumanas de Trato Degradante o Castigo, considera que las consecuencias que la violencia son una forma de tortura para las mujeres.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) indica en la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2016 (ENDIREH) que, 66 de cada 100 mujeres de 15 años o más que viven en el país han sufrido al menos un incidente de violencia de cualquier tipo a lo largo de la vida. El 43.9% de ellas, han sufrido violencia por parte de la pareja actual o última a lo largo de su relación mientras que 53.1% ha sufrido al menos un incidente de violencia por parte de otros agresores distintos a la pareja a lo largo de la vida.

Por otra parte, el INEGI, mediante el Censo Nacional de Procuración de Justicia Estatal 2020, revela que dentro del total de delitos en contra de mujeres registrados de 2010 a 2018, la principal incidencia delictiva se concentra en aquellas faltas relacionadas con el abuso sexual (42.6%) y la violación (37.8 por ciento).

De acuerdo con información de ONU Mujeres, basándose en datos obtenidos de 13 países, desde que comenzó la pandemia, 2 de cada 3 mujeres han padecido alguna forma de violencia o conocían a alguna mujer que la sufría. Además, estas mujeres tienen más probabilidades de enfrentarse a situaciones de pobreza y escasez de alimentos.

Aunque todas las mujeres en el mundo son propensas de sufrir violencia, la ONU reconoce que algunas mujeres y niñas son particularmente vulnerables, como las niñas y mujeres con discapacidad.

Esta mayor exposición a padecer situaciones de violencia tiene su origen en cuestiones culturales, surgidas de una sociedad masculina; además, está el hecho de la existencia de la discriminación por razón de la discapacidad y un acentuado prejuicio social hacia este grupo poblacional. A esto se le suman factores como:

  • Incapacidad o dificultad para defenderse físicamente o comunicar los malos tratos
  • Acceso restringido a la información y asesoramiento, debido a la existencia de todo tipo de barreras, tanto tangibles como intangibles.
  • El enfrentamiento entre los papeles tradicionales asignados a la condición de mujer y la negación de éstos mismos en la mujer con discapacidad. Esto puede provocar una baja autoestima y el menosprecio de la propia imagen como mujer.
  • Mayor dependencia de la asistencia y cuidados de otros y el miedo a denunciar el abuso por la posibilidad de la pérdida de los vínculos y la provisión de cuidados.
  • Vivir frecuentemente en entornos que favorecen la violencia: familias desestructuradas, instituciones, residencias y hospitales.
  • Las mujeres que sufren asaltos más severos y frecuentes son aquellas que tienen una multideficiencia, problemas de comunicación y aquellas que adquirieron su discapacidad desde el nacimiento.

Tipos de violencia contra las mujeres

La ONU establece cinco tipos de violencia contra la mujer y seis modalidades.

  • Los tipos de violencia son: física, psicológica, sexual, económica y patrimonial y simbólica.
  • Las modalidades en las que pueden ser ejercidas esas violencias son: violencia doméstica, institucional, laboral, contra la libertad reproductiva, obstétrica y mediática.

En esa línea, el organismo agrega que la violencia se puede manifestar como:

  • Violencia por un compañero sentimental (violencia física, maltrato psicológico, violación conyugal, femicidio);
  • Violencia sexual y acoso (violación, actos sexuales forzados, insinuaciones sexuales no deseadas, abuso sexual infantil, matrimonio forzado, acecho, acoso callejero, acoso cibernético);
  • Trata de seres humanos (esclavitud, explotación sexual);
  • Mutilación genital;
  • Matrimonio infantil.

COMO ELIMINAR LA VIOLENCIA HACIA LAS MUJERES

La violencia contra la mujer tiene sus raíces en las desigualdades y la discriminación contra las mujeres, y su prevención y erradicación debe basarse en alcanzar la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer.

Es por ese motivo que la ONU invita a los países a trabajar en tres pilares para erradicar la violencia:

  • PREVENCIÓN: respaldar, incorporar e implementar plenamente los tratados internacionales y regionales sobre los derechos de las mujeres y la violencia contra las mujeres.
  • PROTECCIÓN: proporcionar refugios y lugares seguros, centros de crisis, órdenes de protección y otros servicios para las mujeres y sus hijos sobrevivientes de la violencia.
  • ENJUICIAMIENTO, incluyendo sanciones a los perpetradores y proporcionar indemnización y reparación a las víctimas y a sus familias.