El presidente Andrés Manuel López Obrador ha afirmado este miércoles en su conferencia que Norma Piña, elegida por los ministros para presidir la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), está en esa posición gracias a él. “La señora presidenta de la corte, para hablar en plata, está [ahí] por mí”, ha dicho y se ha echado a reír, “porque antes el presidente ponía y quitaba a su antojo al presidente de la Corte”. La aseveración de López Obrador llega en una semana de fricciones entre los dos poderes, después de que el equipo del mandatario criticara el gesto de Piña de no levantarse ante el presidente en un acto del fin de semana por el 106 aniversario de la Constitución.
El nombramiento de cualquier presidente de la Suprema Corte se decide de forma interna por el pleno del alto tribunal. Los 11 ministros votan durante varias rondas hasta que uno de ellos alcanza seis votos, los mínimos para resultar elegido. En esta ocasión se presentaron cinco candidatos y a Piña le bastaron solo tres rondas para conseguir los apoyos necesarios. Funcionaria de carrera, jueza durante más de 30 años, salió elegida el 2 de enero como presidenta de la SCJN. Es la primera mujer en 200 años en llegar a ese cargo. La jueza fue clara desde el inicio de su presidencia en que mantener la independencia judicial iba a ser una de sus prioridades.
Piña era la candidata más incómoda para López Obrador, firme en poner límites al poder presidencial, es la ministra que más ha votado en contra de los proyectos del Gobierno en estos últimos tres años. Así rechazó la reforma eléctrica, el padrón telefónico o varios temas relacionados con la austeridad del Ejecutivo, aunque, por ejemplo, dio su voto a favor de la militarización.
López Obrador —quien tenía como candidata favorita a Yasmín Esquivel, envuelta en el escándalo de su tesis— aprovechó el nombramiento de Piña para jactarse de la separación de poderes que funciona en su mandato. “Nosotros no imponemos nada en la Corte. Y es tan evidente que la presidenta Norma Piña siempre ha votado en contra de la iniciativa que nosotros hemos defendido. Es único el momento que estamos viviendo”, dijo entonces y añadió que su nombramiento le “parecía bien”. Sin embargo, la presión sobre la nueva presidenta no ha cesado.
Este domingo, en un acto con todos los poderes mexicanos por el aniversario de la Constitución, Piña aprovechó para insistir de nuevo sobre la importancia de la independcia del poder judicial: “No es un privilegio de los jueces, es el principio que garantiza una adecuada impartición de justicia para hacer efectiva las libertades y la igualdad de las y los mexicanos. La independencia judicial es la principal garantía de imparcialidad”. En el evento, el presidente evitó confrontar. Sin embargo, un día más tarde, desde su púlpito de la mañana resaltó el gesto de la presidenta de la SCJN de no levantarse después de que él terminara de hablar. La ministra aplaudió las palabras del presidente, pero sentada. “¿Cuándo se había visto que se quedara sentado el presidente de la Corte en un acto así?”, dijo el lunes López Obrador, “eso me llena de orgullo, porque significa que estamos llevando a cabo cambios, es una transformación”.
Con la misma dinámica de mezclar los avisos velados hacia la Corte con las palabras para vanagloriar a su propio Gobierno, ha iniciado este miércoles su aseveración. “Es importante la separación de poderes”, ha dicho, para después señalar que todo el resto de presidentes de México había nombrado a los que mandaban en los tribunales: “Esto viene desde el porfiriato. ¿Quien decidía en la corte? Porfirio Díaz. Le daban la razón al presidente antes de que abriera la boca”.
Después López Obrador ha contado una anécdota de cuando él fungía como jefe de Gobierno de Ciudad de México: “Me vienen a ver los magistrados del tribunal del poder judicial de Ciudad de México, porque iban a nombrar al presidente del Tribunal Superior de Justicia, venían a ver que yo diera la línea. Digo: ‘No, elíjanlo ustedes, así está’. A mí me tocaba inclusive proponer al Congreso, a la Asamblea, a quienes iban a pasar de jueces a magistrados y les pedía yo que la terna la enviaran del poder judicial, y esa misma terna era la que yo enviaba a la asamblea”.