A Marcos Castillo le cuesta entender cómo a alguien le pueden gustar o sólo las mujeres, o sólo los hombres.

“Me cuesta entenderlo porque a mí no me pasa, a mí me gustan los dos“, le cuenta el médico recién graduado a BBC Mundo en una conversación por Zoom desde su piso en Valencia.

Marcos, de 23 años, nos habla desde la misma silla de gaming blanca con negro en la que aparece sentado en muchos de sus videos de TikTok. Varios de ellos se han vuelto virales.

En uno de ellos -con más de 30,000 “me gusta” y más de 800 comentarios, en su mayoría de apoyo a lo que dice-, Marcos habla sobre su experiencia como bisexual.

Todo el mundo tiende a encasillarte, porque no entienden el hecho de que te gusten los chicos y, que luego seas heterosexual“, dice en el video mientras gesticula vehemente con sus manos, adornadas las uñas con esmalte negro.

“Es como si para la gente [la bisexualidad] no tuviera sentido: si eres ‘maricón’, no te pueden gustar las chicas”, sentencia el joven al final del video.

De la misma manera se sintió Luz Elena Aranda, una activista bisexual en Ciudad de México. Le cuenta a BBC Mundo que “salió del clóset” como “bi” hace 15 años.

Es difícil porque una de las primeras cosas con las que te encuentras es que hay una lista eterna de prejuicios alrededor de la bisexualidad”, dice.

“Que si las personas bisexuales somos infieles, que si no podemos estar con una sola persona, que necesitamos siempre andar probando una cosa y al otro día otra, que si nos gustan las orgías”.

Luz Elena es parte de la compañía mexicana de cabaret Las Reinas Chulas, la cual usa la sátira en sus obras para referirse a temas polémicos.

Es una plataforma que ha usado para intentar desarraigar algunas ideas que ella siente “venían incluídas” con el rótulo de bisexualidad pero que “nada tienen que ver” con su experiencia de vida. La distancia de un océano que separa a Luz Elena y a Marcos no sólo es geográfica: es también generacional, cultural y de género.

Pero ambos conocen de primera mano los mismos mitos, las mismas verdades a medias y, los mismos prejuicios que se cuelan cada vez que hay una discusión sobre bisexualidad.

¿Por qué es tan persistente la desinformación que existe sobre la B de la sigla LGTB+?

Y ¿por qué persiste si, al parecer, la gran mayoría de personas que se identifican como LGBT+, al menos en América del Norte, dicen ser del equipo B?

Cada vez más bi

Según datos de la encuestadora Gallup, en 2021 un 5,6% de la población estadounidense se identificaba como LGBT+.

Algo similar encontró el Instituto Nacional de Estadística y Geografía de México (INEGI): su Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género reveló que un 5,1% de la población aseguró identificarse como LGTB+.

En Canadá, al menos un millón de personas, es decir cerca de un 4% de la población, se identificaba de igual manera en 2018.

Y en los tres países, las cifras de personas LGTB+ que se identifican como bisexuales son sorprendentemente altas.

Según Gallup, un 54,6% de los adultos LGBT+ en EE.UU. se identifica como bisexual. Le siguen personas que se identifican como “gay”, con 24,5%, las que se identifican como “lesbiana” con 11,7% y “trans”, con un 11,3%.