Elon Musk preguntó en Twitter esta madrugada: “¿Debo dimitir como jefe de Twitter?”, y añadió: “Acataré el resultado de esta encuesta”. El resultado ha sido claro: más del 57% de los votantes prefiere que lo deje. Han votado más de 17 millones de cuentas, que son casi el 7% de los usuarios diarios globales de Twitter.
Desde su adquisición de Twitter, el 27 de octubre, Musk ha usado encuestas en la red para tomar decisiones relevantes. La ocasión más notable fue para readmitir al expresidente Donald Trump, suspendido por riesgo de incitación a la violencia tras el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021. Pero también preguntó cuándo debían volver los periodistas expulsados hace cinco días y sin previo aviso por informar sobre una cuenta que rastreaba los vuelos de su avión privado.
Ahora está por ver qué significa que acate el resultado sobre su continuidad al frente de la red social. Musk ya había admitido que dejaría el cargo de presidente ejecutivo al cabo de un tiempo, con Twitter aparentemente recuperado. Quizá ahora ha cambiado de opinión y prefiere adelantar ese momento. Aunque nombre a otra persona para llevar el día a día de la red, Musk seguirá siendo el dueño y como tal, el último responsable de todas las decisiones.
En tuits posteriores a la encuesta, insinuó por dónde puede ir la decisión: “La cuestión no es encontrar a un presidente ejecutivo, la cuestión es encontrar a un presidente ejecutivo que pueda mantener Twitter con vida”. Y añadió en otro mensaje en respuesta a Lex Fridman, un célebre podcaster que se ofrecía para el cargo: “[Twitter] está en el carril rápido hacia la bancarrota desde mayo”. El problema, según Musk, son los ingresos y cómo encontrar alternativas rápidamente. Y respondió “cierto” al tuit de un usuario con el que interactúa a menudo, que decía: “El gran problema de Twitter es que no es rentable con lo que ofrece ahora. Necesita ser una plataforma para creadores de contenido: video, escritura”.
Un par de horas después de airear la encuesta, Musk escribió, quizá en una velada referencia, casi bíblica, a todos los que se postulaban: “Aquellos que quieren el poder son los que menos lo merecen”. En los mensajes privados de Musk poco antes de la compra de Twitter que fueron publicados por orden judicial, ya había varios amigos y conocidos que se autoproponían para dirigir la red. Desde esta madrugada, los candidatos se habrán multiplicado.
La encuesta de Musk llega después de las dos últimas debacles, donde se ha revelado el caos que generan algunas de sus decisiones. Este domingo Twitter informó de que no permitiría que las cuentas se utilizasen para “promocionar” otras redes sociales. Si Twitter debe convertirse en una plataforma para creadores, limitar que compartan sus cuentas de YouTube o Instagram era una decisión difícil de entender. Luego, Musk aclaró que se refería solo a cuentas que “principalmente” se usan para promocionar otras redes, lo que “esencialmente cae dentro de las normas de spam”, añadió.
Algunos aliados y defensores de Musk empezaron a abandonarlo. Paul Graham, fundador de la compañía de inversión de riesgo Y Combinator y una de las personalidades de Silicon Valley, vio cómo su cuenta con 1,5 millones de seguidores era suspendida por tuitear un enlace a “dónde encontrarle” en otras redes. Musk dijo después que su cuenta le sería devuelta. Las quejas fueron tantas y tan notables que llevaron a Musk a revertir la decisión y a disculparse: “De ahora en adelante, habrá un voto para los grandes cambios de políticas. Mis disculpas. No pasará más”. La siguiente encuesta que publicó fue sobre su cargo.