El cadáver de Debanhi Escobar, de 18 años, encontrado este jueves en la cisterna de un motel a las afueras de Monterrey (Nuevo León), después de más de una semana de búsqueda, así como el de María Fernanda Contreras, de 26, hallado el 9 de abril a pocos kilómetros de ahí, han destapado una nueva ola de feminicidios y desapariciones en el noreste mexicano.
La periferia de esta ciudad próspera, bastión industrial del país, se ha convertido en un rincón siniestro para la mitad de su población: al menos 41 mujeres han desaparecido en estas calles de la periferia en lo que va de año y más de 1.700 siguen sin aparecer en todo el Estado, según las cifras oficiales. Una crisis que ha resucitado la época más oscura de los asesinatos de mujeres en México, Las muertas de Juárez son ahora las de Nuevo León.
En lo que va de año han desaparecido 52 mujeres en Nuevo León, las cifras están actualizadas hasta las 20.00 horas de este viernes. De ellas, 41 se han registrado en la zona metropolitana de Monterrey, que abarca la capital y una decena de municipios aledaños. Y en los últimos 50 años son 1.790 mujeres sin localizar en el Estado, según el Registro Nacional de Búsqueda. El 90% de ellas desapareció después del 2010.
Así como sucedió en Ciudad Juárez, con la ola de feminicidios de los noventa, han sido las familias las que han presionado desde el principio a las autoridades y que han llegado a revelar su inacción, su lentitud o incluso irregularidades, como hizo la familia Contreras.