El 19 de mayo, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) emitió una alerta sanitaria máxima en contra de los dispositivos alternativos para suministrar tabaco y nicotina, como son los vapeadores o cigarros electrónicos. A través de un comunicado, la dependencia advirtió que estos “contienen carcinógenos y sustancias tóxicas que representan un grave riesgo a la salud de las personas consumidoras”. De igual forma, anunció el fortalecimiento de la vigilancia sanitaria, y la salvaguardia de dichos dispositivos a nivel federal y estatal, además de invitar a la población a realizar las denuncias correspondientes a través de su página de internet.
No es la primera vez que tanto la Secretaría de Salud como la Cofepris desestiman las estrategias disponibles de reducción de riesgos y daños para el uso de tabaco y nicotina, invalidando las distintas vías de administración que representan una alternativa para las personas que no pueden o no quieren dejar de consumir. Asimismo, el comunicado no expone ningún caso a nivel nacional que confirme la presencia de acetato de vitamina E en los dispositivos electrónicos.
En el documento se presenta como evidencia un estudio realizado por el Centro de Prevención y Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés), descartando por completo la existencia de organismos que sustentan en sus investigaciones la urgencia de regular estos productos: la Sociedad Americana Contra el Cáncer, el Departamento de Salud de Inglaterra y las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina de Estados Unidos, por nombrar algunos.