Javier Coello Trejo (Ciudad de México, 1948) habla sin rodeos. Está convaleciente de una cirugía en la columna vertebral que le practicaron hace un par de semanas. Va a volver “a enderezarse” dice bastante animado. Camina lento con un bastón en la mano. Pero su arrojo está intacto. Sentado en la sala de su despacho enciende un cigarro y empieza a platicar sobre los audios en los que se oye al fiscal mexicano Alejandro Gertz Manero insultándolo. También hace un puntual recuento de su travesía en el caso del exdirector de Pemex, encerrado por corrupción en su gestión.
El veterano abogado está cumpliendo 50 años de carrera profesional. También de casado, subraya con ánimo. A la par, en un tiempo fue funcionario público. Entre esos cargos está el de subprocurador de la extinta Procuraduría General de la República, la ahora fiscalía (FGR). Nunca le tembló la mano, presume. “Me pusieron tres bombas”, recuerda sin gran preocupación. Resulta sencillo suponer por qué el expresidente José López Portillo (1976-1982) lo bautizó como el “Fiscal de hierro”, mote que le da nombre a un libro de memorias que el abogado recién estrenó el año pasado.
Entre su hazañas destaca la detención del narcotraficante Miguel Ángel Félix Gallardo. Por eso Coello Trejo no titubea al señalar, en un diálogo con Infobae, que actualmente “la justicia en México camina más lenta que una tortuga” y que hace falta “voluntad política” para lograr un avance en el tema de seguridad.