La paternidad es un vínculo determinante en el desarrollo físico, cognitivo, emocional y social de las personas, sin embargo, en México esta figura de padres está marcada por el ausentismo y el abandono, además de que está acotada a un rol de proveedor.
De acuerdo con la UNICEF no existe una forma única de ser padres, existen paternidades biológicas, adoptivas y sociales.
En 2020, el 93.5 por ciento de los padres de familia identificados en la vivienda se encontraban casados o en unión libre, 5.9 por ciento declararon haber estado alguna vez unidos, pero en la actualidad están separados, divorciados o viudos; mientras que sólo 0.5 por ciento son padres solteros.
La organización Voz Pro Salud Mental Ciudad de México reconoce que la figura paterna marca las habilidades y el carácter de los hijos, además, define su actitud hacia el éxito y es fundamental para el desarrollo integral de la personalidad.
Ser padres más allá del matrimonio
Víctor Hugo Sánchez y Ana Verónica comparten la crianza de Ana Ximena, su hija de 24 años. Celebran los cumpleaños juntos, pasan Navidad y Año Nuevo en familia, conviven con sus parejas, se apoyan mutuamente y tienen un grupo de WhatsApp donde se envían memes, fotos y se comunican todos los días a pesar de que Víctor y Ana Verónica llevan 22 años divorciados.
Ximena tenía dos años cuando sus padres decidieron separarse derivado de los problemas que Víctor Hugo tenía con las drogas. El divorcio le trajo consigo la pérdida de la patria potestad de Ximena, por lo que durante el siguiente año solo pudo comunicarse con su hija por teléfono.
“Siempre le di todo el amor, pero al que no le daba amor era a mí, yo traía un problema con las drogas, consumía cocaína, estaba ya como jefe de prensa en Televisa, tenía un puesto ejecutivo, tenía acceso a dinero y a las drogas y eso provocó el divorcio con la mamá de mi hija. Ella se fue cuando Ximena tenía dos años aproximadamente y durante un año no me la dejaron ver porque yo estaba siempre intoxicado y ahora entiendo perfectamente y lo justifico”, dice Víctor Hugo Sánchez .
Sin embargo, ni la distancia, ni la separación fueron un impedimento para que buscara a toda costa mantener el contacto con su hija, a quien le marcaba a diario.
La pérdida de la patria potestad de su hija lo llevó a inscribirse en un programa que lo ayudó a rehabilitarse de su adicción a las drogas y con ello vino la autorización para volver a convivir con Ximena.