Jesús María, un poblado ubicado a poco más de 45 kilómetros de Culiacán, amaneció el 5 de enero de 2023 como un campo de guerra. Antes de la salida del sol, al cielo ya lo iluminaban las violentas ráfagas de una ametralladora que la Fuerza Aérea disparó desde las alturas.
Un helicóptero UH-60 Black Hawk artillado con una mortífera Vulcan M134 Minigun, que puede disparar hasta 850 balas por segundo, fue sólo la primera muestra del arsenal que presumieron aquel día las Fuerzas Armadas (FFAA) durante el operativo para recapturar a Ovidio Guzmán López, El Ratón, hijo de Joaquín El Chapo Guzmán.
Las operaciones aéreas del personal militar remitieron incluso a las acciones del gobierno en la década de los noventas, durante combates a guerrillas como el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
En 1994, las Fuerzas Armadas artillaron de manera irregular varios aviones Pilatus C-7 para intervenir en el conflicto armado que se desató en Chiapas durante el último año de la presidencia de Carlos Salinas de Gortari.
Imágenes similares a las de aquel entonces fueron visibles durante la violenta jornada del pasado 5 de enero en Sinaloa. Con aviones Beechcraft T-6 Texan II, aparentemente artillados, la corporación sobrevoló la zona de Culiacán y atacó a múltiples objetivos terrestres.
Sin embargo, para sorpresa de nadie, Los Chapitos —la facción del Cártel de Sinaloa encabezada por los herederos del narcoimperio de Guzmán Loera— también contaban con una amplia variedad de armas a su disposición.
Con la intención de evitar el aseguramiento y traslado de Ovidio Guzmán a la Ciudad de México, sicarios del grupo criminal utilizaron su artillería para enfrentar no sólo al personal de Infantería, sino a las unidades militares terrestres y aéreas.
Uno de los videos que más se popularizó durante el “segundo Culiacanazo” fue el de un sicario apuntando y disparando contra un avión de la Fuerza Aérea con un fusil Barret M82A1 antimaterial calibre .50. Este artefacto se popularizó durante la Guerra del Golfo en los noventas debido a su largo alcance (alrededor de un kilómetro) y su efectividad contra blancos como radares o vehículos.
Como consecuencia de los ataques de sicarios a las unidades aéreas, dos aviones recibieron impactos de bala, según confirmó la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC). Uno fue de la Fuerza Aérea, otro fue de Aeroméxico.
Hasta el momento se desconoce al saldo de personas lesionadas o fallecidas exclusivamente derivadas de las operaciones por aire de las FFAA.
Por otro lado, los enfrentamientos en tierra también se llevaron a cabo con un potente arsenal por parte de ambos bandos. Vehículos oficiales y particulares destrozados llenaron las zonas aledañas al domicilio de Ovidio Guzmán en Jesús María, así como otros puntos en Culiacán y el resto del estado.
Una de las imágenes que mejor exhibió la brutalidad de los combates fue la de un vehículo de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), matrícula 5734572, que quedó completamente devastado a pesar de su blindaje.
La unidad del Ejército, que podría ser un SandCat o un DGIM DN-XI, fue visiblemente atacada por proyectiles de alto poder. Fuentes especializadas en arsenal militar consideraron que, para causar tal daño al vehículo, Los Chapitos tendrían que haber utilizado armas como RPG 7 (un lanzacohetes antitanques portátil) y rematar al automotor con granadas de 40 mm, que son de uso militar.
Por otro lado, algunas de las 26 camionetas blindadas que conformaban el anillo de seguridad del Ratón habían sido modificadas para colocar potentes ametralladoras como torretas en la parte posterior.
Armas automáticas como una Browning M2 calibre .50 y una FN M240 formaban parte de la artillería con la que Los Chapitos pretendían cuidar las espaldas del tristemente célebre hijo del Chapo que saltó a la fama tras el “Culiacanazo” de octubre de 2019.
La Browning M2 es conocida como “la madre de todas las ametralladoras”. Con casi 40 kilogramos de peso y dos metros de longitud, esta mortífera arma tiene un alcance efectivo de hasta 1.800 metros y puede disparar 550 proyectiles por minuto.
Algunos vehículos de la Policía Estatal de Sinaloa también fueron captadas con ametralladoras Browning empotradas en la parte posterior.
Fue diseñada a finales de la Primera Guerra Mundial y debutó en los campos de batalla durante la Segunda Guerra. Desde entonces, se ha constituido como la principal ametralladora del catálogo de los países miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Por otro lado, la M240 llegó al mundo en 1977 y ha sido protagonista en conflictos como las guerras de Irak y Afganistán. Al igual que la Browning M2, tiene un alcance efectivo de 1.800 metros, pero se caracteriza por ser notoriamente más ligera y pequeña. Sus 12,5 kg. y 1,2 metros de longitud la convierten en una de las ametralladoras medianas más versátiles.
A nivel de combate personal, múltiples grabaciones reflejaron la amplia diversidad de rifles, lanzagranadas y carabinas con las que contaban los sicarios de Los Chapitos.
Entre estos, destacaron armas como el H&K G3A3, un fusil de combate de origen alemán que puede ejecutar hasta 600 detonaciones por minuto, cuyo origen se remonta a los últimos años de la Segunda Guerra Mundial.
Las ametralladoras ligeras fueron uno de los elementos más peculiares de los comandos que defendían al hijo del Chapo. Probablemente se inclinaron por este tipo de armas debido a la potencia que ofrecen y a su alta cadencia de fuego.
Algunas que quedaron captadas en distintos videos fueron la M1919 Browning calibre .30, la M249 (de origen belga y con una velocidad de hasta 1.150 tiros cada 60 segundos) y la RPD 7,62 x 39 mm., cuya producción inició en la Unión Soviética en 1956 y se ha prolongado hasta nuestros días desde países como China, Egipto, Corea del Norte y Polonia.
Finalmente, los comandos armados mostraron su abastecimiento de lanzagranadas como el Colt M203, el cual se desarrolló durante la Guerra de Vietnam como una alternativa fácil de usar, ligera y versátil, ya que puede utilizarse igualmente como un arma para atacar objetivos específicos y como un artefacto para causar daño en áreas de mayor tamaño.
Este aditamento, normalmente adaptado a carabinas como la M16 o M4, fue encontrado entre miembros del cuerpo principal de protección de Ovidio Guzmán tras su captura.
Hasta el momento, el saldo oficialmente confirmado luego de este intenso operativo fue de 29 personas muertas (10 militares y 19 agresores), así como 35 heridos y más de una veintena de bloqueos a lo largo del territorio sinaloense.
La entidad hoy gobernada por Rubén Rocha Moya revivió, durante largas horas, el terror que se desató la tarde del 17 de octubre de 2019. Aunque los enfrentamientos ocurrieron en zonas distintas y se presume que la operación fue un éxito, la población experimentó otro jueves negro. Una vez más, con Ovidio Guzmán y el Cártel de Sinaloa como principales protagonistas.