Visiblemente aliviado porque su partido fue capaz de neutralizar la “ola roja” en las elecciones intermedias, Joe Biden afirmó ayer que “este ha sido un gran día para la democracia”, al tiempo que se mostraba optimista sobre el futuro de Estados Unidos gracias a que fueron derrotados muchos de los candidatos extremistas promovidos por Donald Trump.
En medio de una tortuosa contabilidad de los votos, los republicanos acumulaban 207 escaños en la Cámara de Representantes, 11 menos de los necesarios para lograr la mayoría, comparado con 187 escaños de los demócratas.
Mientras que en el Senado anoche se proyectaban 49 asientos republicanos y 48 demócratas, con elecciones apretadas en Nevada, Arizona y Georgia.
“Nuestra democracia ha sido puesta a prueba en los últimos años, pero con sus votos, el pueblo estadunidense ha hablado y demostrado una vez más que la democracia es lo que somos”, se ufanó Biden desde la Casa Blanca. “Si bien la prensa y los expertos predijeron una ‘ola roja’ gigante, no sucedió”.
De buen humor y acompañado por su esposa Jill, Biden dejó en claro que tiene toda la intención de buscar la reelección presidencial en 2024, a pesar de que un número creciente de sus propios partidarios considera que es demasiado viejo para un segundo mandato al llegar a ese momento con 82 años.
Aunque según algunos conteos la lista de candidatos trumpistas de línea dura asciende a más de 200, algunos de los negacionistas más notables no solamente no lograron derrotar a sus rivales demócratas, sino que perdieron de manera aplastante, como en las gubernaturas de Pensilvania, Michigan o Maryland, con lo cual el ex mandatario no dispondrá de aliados clave en el proceso de certificación de las elecciones presidenciales de 2024.
Luchas internas
Aunque la tendencia del voto en la Cámara de Representantes indica que los republicanos pueden tener el control, aún antes de que asuman el poder empezaron a surgir evidencia de fracturas.
Los miembros más conservadores en la Cámara baja filtraron que están dispuestos a votar en contra de Kevin McCarthy como nuevo presidente de ese órgano a menos que haga concesiones.
Pese a que McCarthy ha sostenido que una de sus principales prioridades será la aprobación de una ley de control para la frontera con México, los legisladores más conservadores buscan concesiones adicionales, incluida la posibilidad de poder destituirlo si no están convencidos de su liderazgo e, incluso, están dispuestos a presentar un candidato alternativo para desafiarlo.
Otros de los republicanos más radicales exigen que McCarthy se comprometa a iniciar un procedimiento de destitución política contra Biden o miembros de su gabinete.
Magnate, en la mira
Los vínculos de Elon Musk con países extranjeros “ameritan ser examinados”, aseguró Joe Biden al responder a una pregunta sobre la posibilidad de que la compra de Twitter por parte del hombre más rico del mundo represente “una amenaza” para la seguridad nacional.
“Creo que la cooperación de Elon Musk, y/o los vínculos técnicos con otros países, amerita ser examinada”, declaró en la rueda de prensa.
“Si está haciendo algo inapropiado o no, no estoy sugiriendo eso (…) Eso es todo lo que diré”.
El mes pasado se informó de que Washington sopesaba una revisión de seguridad nacional de la adquisición de Twitter por parte de Musk, de 44 mil millones de dólares, debido a un grupo de inversores que respalda la compra.
Entre los inversores figuran el príncipe Alwaleed bin Talal de Arabia Saudita y el fondo soberano de Qatar. Musk también ha adoptado lo que se considera una postura pública favorable a Vladímir Putin, a pesar de la invasión rusa de Ucrania.
Los críticos apuntan a los lazos industriales que unen a Musk con China