Roberto González logró una de las hazañas más importantes del automovilismo mexicano. El mexicano ganó la nonagésima edición de las 24 horas de Le Mans en la categoría LMP2, al conducir el Oreca 07-Gibson marcado con el número 38, el cual compartió con el portugués António Félix da Costa y el británico Will Stevens en el equipo Jota Racing.
Por fin se le hizo a Roberto, quien necesitó de seis participaciones en el circuito de la Sarthe para subirse en lo más alto del podio. Hasta antes de esta carrera, su mejor actuación había sido la de 2020, cuando consiguió la pole position y el segundo lugar, pero hoy la historia le sonrió y el tridente González-Da Costa-Stevens fue dominante casi toda la carrera. A nivel general, González acabó quinto en Le Mans.
El bólido número 38 tomó la delantera una vez que se hizo la primera tanda de paradas a pits, con ventaja de hasta una vuelta con respecto a sus contrincantes. Un accidente de Robin Frijns en el WRT número 31 a primera hora de la mañana, que provocó el único período de auto de seguridad de la carrera, lo que provocó que el Jota 38 se retrasara al final del pitlane por un semáforo en rojo, aunque no sufrieron de más y lograron encaminarse al triunfo.
Fue Stevens quien cerró la carrera para Jota, que sacó ventaja de dos minutos con respecto al Prema ORECA número 9 de Robert Kubica, Louis Deletraz y Lorenzo Colombo. Con este resultado, Roberto se une a su hermano Ricardo González (LMP2, 2013) y al legendario Pedro Rodríguez (categoría absoluta en 1968) como los únicos tricolores en triunfar en la carrera de resistencia más importante de la historia.
En cuanto a los demás mexicanos, Memo Rojas aún tendrá que esperar para tener la Triple Corona (ya ganó las 24 Horas de Daytona y las 12 horas de Seabring), al terminar en la posición 30 general junto al británico Richard Bradley y el francés Reshad de Gerus. Esteban Gutiérrez tuvo un buen debut y acabó en el puesto 17 general, junto al inglés Alex Brundie y el polaco Jakub Śmiechowski.