A algunas talleristas de los más de 250 Pilares que operan en la Ciudad de México las obligaron a llevar hasta 10 personas a la marcha que encabezó ayer el presidente Andrés Manuel López Obrador; a otras sólo les iban a pasar lista en la plancha del Zócalo para comprobar su asistencia a la movilización.
EL UNIVERSAL fue invitado por una de las talleristas y escuchó testimonios de personas de la tercera edad que aseguraron haber sido enganchadas para asistir a la movilización bajo la promesa de que se entregarían 2 mil pesos o de que habría gente que ayudaría a agilizar la entrega de la tarjeta del Bienestar para adultos mayores.
Ana, quien por 8 mil pesos mensuales imparte un curso diario de Diseño de Imagen desde hace tres años en uno de esos centros que dependen de la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación del Gobierno de la Ciudad de México, no tuvo opción, pues comentó a este diario que funcionarios de esa dependencia les advirtieron que si no acudían no se les renovará el contrato para el próximo año.
La cita fue a las siete de la mañana en la avenida Eduardo Molina, en la alcaldía Gustavo A. Madero. A esa hora había unas 10 personas en espera del camión del transporte público, cuya parada final era la calle de Toledo.
Ana, quien estudió cultura de belleza, reconoció la labor que se realiza en los Pilares, pero mostró su disgusto al decir que no está de acuerdo en que las obliguen a hacer acto de presencia en las movilizaciones presidenciales, ni con el acarreo de gente.
“Eso es lo que no me agrada, porque eso no es parte de nuestro trabajo. A nosotras nos contratan para impartir cursos, no para ir a las movilizaciones del Presidente. El año pasado nos convocaron a brindar apoyo a muchos centros de vacunación contra el Covid-19, y muchos de nosotros todavía no habíamos recibido el biológico”, detalló.
Hasta ese lugar llegó doña Celia, una mujer de baja estatura y de 67 años de edad, quien padece diabetes e hipertensión. Ella fue convocada por una tallerista que imparte yoga en uno de los Pilares de la referida demarcación. Expuso que tenía hambre porque “por las prisas para llegar temprano y alcanzar un buen lugar en el camión”, no desayunó nada.
A la mujer, vecina de esa jurisdicción, le comentó la tallerista con la que toma clases de yoga diariamente que si asistía a la marcha le darían 2 mil pesos y lunch.
Ahí también estaba Matías, de 67 años y residente de la colonia Gertrudis Sánchez, a quien le prometieron tramitarle su tarjeta del Bienestar para que reciba el apoyo económico que otorga el gobierno federal.
“No sabe la falta que me hace recibir ese dinerito que me ayudaría a comprar las medicinas que ya no me dan en el seguro. Quiero ver si en verdad me van a ayudar a tramitar la tarjeta, porque me han traído vuelta y vuelta”, contó.
El anhelado camión llegó más de hora y media después para trasladarlos.