La Fundación Mozilla denunció este jueves a través de una antología, la existencia de vigilancia digital en México utilizada para monitorear y atacar a periodistas, activistas y otros miembros de la sociedad civil.
La organización internacional, que trabaja para garantizar que Internet siga siendo un recurso público abierto y accesible para todos, consideró a través de un comunicado que los espacios digitales deberían ser “avenidas para la libertad de expresión”.
La antología «Violencia digital en México: el Estado vs. la sociedad civil» (en formato libro electrónico) explora el creciente uso de la vigilancia digital para prácticas opresivas y analiza el impacto de este fenómeno en los derechos humanos.
Asimismo, ilustra cómo las herramientas digitales están aumentando la vigilancia y los ataques dirigidos a individuos, comunidades y grupos vulnerables que cuestionan el status quo político de México.
“La violencia digital es violencia sociopolítica”, explicó Alex Argüelles, miembro de tecnología y sociedad de Mozilla y autora de uno de los capítulos de la antología.
Argüelles expuso que “la dependencia del Gobierno mexicano del monitoreo y la vigilancia electrónicos son formas de tecnosolucionismo. Estas tecnologías se presentan como métodos innovadores para la seguridad, pero no atacan las raíces de esa violencia”.
En este sentido, la experta detalló que en la antología se muestra hasta qué punto el tecnosolucionismo valida el uso de tecnología abusiva.
Con esto, un Estado que asume que los ciudadanos son criminales en potencia “es un estado basado en el castigo y no en la justicia como forma de gobierno”, dijo.
En esta antología se muestra hasta qué punto el tecnosolucionismo tiende a validar el uso de tecnología abusiva. Además, documenta múltiples estudios de casos en los que estas tecnologías orientadas a la seguridad y el progreso han sido utilizadas por los funcionarios estatales para perpetuar el daño y el abuso contra defensores de los derechos humanos, activistas y periodistas en el país durante los últimos diez años.