No existe un término de justicia que devuelva la vida a las víctimas de Nikolas Cruz, el autor de la masacre escolar en Parkland, Florida, pero su castigo quedó establecido en cadena perpetua sin libertad condicional. Sin embargo, los familiares de los fallecidos pretendían la pena de muerte.
Cruz, esposado y con un overol rojo de la cárcel, escuchó su sentencia con la misma frialdad con la que llevó a cabo la matanza. Dos días antes alrededor le gritaban que era un malvado, un cobarde, un monstruo y un infrahumano que merece una muerte dolorosa. Incluso algunos heridos en el atentado caminaron hasta un atril para dirigirse a él cara a cara.
El joven de 24 años será trasladado de forma temporal al centro de procesamiento del sistema penitenciario de Florida, cerca de Miami, antes de ser asignado a una prisión de máxima seguridad.
¿Por qué no hubo sentencia de pena de muerte para Nikolas Cruz?
La jueza de circuito Elizabeth Scherer pronunció 34 sentencias consecutivas de cadena perpetua, una para cada uno de las 17 víctimas mortales y los 17 heridos durante la masacre del 14 de febrero de 2018 en la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas en los suburbios de Fort Lauderdale. La mujer se armó de valor y aunque en un principio su voz se quebró, luego tomó fuerza para terminar de avanzar en la lista.
Aunque las familias de las víctimas buscaron la pena de muerte, esto no fue posible. El jurado del juicio de tres meses votó 9-3 el 13 de octubre en favor de condenarlo a muerte, pero la ley de Florida requiere unanimidad para que esa sentencia pueda ser impuesta. Padres, hermanos, abuelos de los asesinados no dejaron de lamentarse porque no tendría una muerte dolorosa.
Entretanto, la jueza elogió a las familias y a los heridos que testificaron, señalando que habían sido fuertes, dignos y pacientes.
“Sé que van a estar bien, porque se tienen unos a otros”, declaró Scherer.
Algunos de los que estaban presente al leerse la sentencia lloraron. Cuando la jueza terminó y Cruz fue conducido fuera de la sala, un padre murmuró: “Hasta nunca”.